Sé lo que el Señor me ha mandado, y en ello me glorío. Y no me glorío en mí mismo, sino en lo que el Señor me ha mandado; sí, y ésta es mi gloria, que quizá sea un instrumento en las manos de Dios para conducir a algún alma al arrepentimiento; y éste es mi gozo. (Alma 29:9)
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